El MT favorece también otra práctica, con tres monedas iguales. Una de ellas ponla horizontal, otra inclinada (recargada en algo) y la tercera colócala vertical (más complicado, pero puede hacerse con una ranura o pegamento); de paso reitera que esta última no hace sombra. Si las colocas al mismo tiempo, un rato después puedes notar que la acostada se calentó mucho, la parada poco y la oblicua a medias; aun sin termómetro, esto se puede sentir al tacto. Ahí está la clave de las estaciones: el ángulo con que llegan a la superficie (horizontal) de la Tierra los rayos del Sol en cada época del año. A la moneda horizontal los rayos le llegaron de lleno (perpendiculares a su cara superior), la vertical no recibió nada en sus caras (le pasaron rasantes) y para la inclinada la situación fue intermedia.
Este experimento se puede hacer en cualquier otro momento (que no sea el MT) con algo más de trabajo. A una moneda hay que pegarle un clavo perpendicular en el centro de una cara; con una tarjeta (escuadra primitiva) se puede checar. Sostén (basta con la mano) esta moneda de frente al Sol, o sea que el clavo no haga sombra sobre ella. Otra moneda dirígela parcialmente hacia el astro, o sea oblicua, en una dirección diferente a la primera. Y a la tercera ponla de perfil al Sol. En ese mismo orden, y por la misma razón que el MT, se calentarán de más a menos.